Soy Ismael, tengo 29 años, y quería contar mi historia antes del curso.
Llevo padeciendo de tartamudez desde hace 3 años. Antes de esa fecha no tartamudeaba, lo cual me provocaba inseguridad en mí mismo, desconcierto y me llevaba a aislarme de los demás por el miedo a lo que pudieran pensar y por mi incapacidad de articular palabras a causa de los bloqueos. Para mí, era incapacitante y afectó mucho a mi autoestima. Me preguntaba por qué me pasaba esto, si antes podía hablar bien, tenía una vida social activa y frecuentaba discotecas. Fue como un cambio radical de vida. De hecho, estudié el ciclo formativo de grado superior en Animación Sociocultural, precisamente porque me gustaban mucho las relaciones sociales y disfrutaba de esa profesión. Allí aprendí a hablar en público, a hacer juegos y dinámicas. Además, para desarrollarme profesionalmente, hice voluntariado en varias asociaciones con personas que tienen diferentes discapacidades, y fue una experiencia maravillosa. Todo esto, por supuesto, ocurrió antes de comenzar a tartamudear.
La causa real que me provocó este problema fueron las oposiciones. Como no encontraba trabajo en mi campo, ya que en Animación Sociocultural el trabajo es mayoritariamente temporal, me dediqué, como mencioné, a preparar oposiciones. Pero este camino no fue fácil, ya que me generó mucho estrés. Fue en 2019, después de realizar un examen que creía haber aprobado, pero un error en la elección hizo que no lo pasara. A partir de ahí, la decepción y el estrés fueron tan grandes que desarrollé la tartamudez, la cual fue aumentando, provocando los sentimientos que describí al principio de este testimonio.
Todo cambió con el curso de Hablyo. Lo encontré un día buscando por internet, desesperado pero con la esperanza de encontrar algo nuevo que pudiera ayudarme a dejar de tartamudear.
El curso me fue de mucha utilidad, ya que emplea un método innovador, que no se usa en la logopedia tradicional. Aprendí que, haciendo los movimientos correctos y aplicando correctamente los tres ejercicios, variando la velocidad según el tipo de ansiedad en ese momento, se puede dejar de tartamudear, además de aplicarlos en cualquier situación.
Ahora me siento con más confianza en mí mismo. A medida que avanzaba en el curso, me veía más contento, feliz y con una sonrisa en mi rostro, ya que he logrado tener la tartamudez bajo control, aunque todavía me queda un largo camino. En cuatro semanas se obtienen las herramientas, pero es con el paso del tiempo que se desarrollan.
Ahora que tengo el dominio de mi habla, me atrevo a tener más relaciones sociales. Esto también coincidió con un momento de mi vida en el que, aparte del lenguaje, hubo otros cambios. Conseguí una plaza fija de funcionario, y a raíz de eso decidí independizarme, alquilar un piso y mudarme de casa de mis padres, ya que quería experimentar la independencia. Además, como la plaza podría estar en cualquier parte de España, quería que la transición no fuera demasiado brusca en caso de tener que mudarme.
Estos cambios que he comentado me han empoderado aún más con el lenguaje y han hecho que recupere el rumbo de mi vida, que estaba un poco perdido. Mi idea es seguir desarrollándome en cuanto al lenguaje y, sobre todo, disfrutar del proceso y ser feliz, que es lo más importante en la vida. Aunque también tengo miedos, como posibles recaídas, estoy tranquilo porque sé que tengo todas las herramientas para superarlo.
¡Yo puedo! Y a cualquier persona que esté pasando por lo mismo que yo, le digo que ¡SE PUEDE!
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