Alvaro
He sido tartamudo desde pequeño, pero nunca le di mucha importancia, ya que tampoco era algo significativo para mí. Sin embargo, conforme fui cumpliendo años, me iba frustrando el hecho de no poder hablar como quería en ciertas situaciones debido a la percepción de los bloqueos.
Nunca fui a ningún especialista, ya sea médico o logopeda.
Cuando vi el curso, decidí hacerlo, ya que, aunque no percibo muchos bloqueos en muchas situaciones, me frustraba no poder comunicarme todo lo bien que me gustaría.
La primera semana del curso fue algo difícil, ya que las clases de aperturas y los ejercicios a una velocidad tan lenta hacían difícil imaginar que ese lenguaje se pudiera trasladar a la vida real. Pero todo cambió a partir de la tercera semana, cuando se introdujo un lenguaje más rápido y me di cuenta de que sí podía controlarlo. Poco a poco, entrenando solo y con mis compañeros, fui mejorando cada vez más.
Sin embargo, había momentos en los que me confiaba y hablaba sin utilizar la técnica correctamente, como, por ejemplo, en una conversación con amigos en un bar. Pero poco a poco me doy cuenta de que cuando percibo que no estoy aplicando los ejercicios, tengo que bajar la velocidad del habla. Esto ayuda mucho a no percibir bloqueos.
Y cuando he tenido situaciones de bloqueo varias veces en un mismo día, al llegar a casa intento volver a entrenar todos los ejercicios, desde las aperturas hasta los ejercicios a una velocidad más controlada.
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