Claudia
Bloqueos
“Hola a todos, mi nombre es Claudia” o “Hola, ¿qué tal? Me llamo Claudia”. Son buenas maneras de empezar, pero a mí siempre me ha costado mucho decirlas.
Pequeños cambios
Desde mi última sesión con Savio Mascolo, hice algunas cosas importantes que ya indican una vida mejor. El otro día entré en una tienda de zapatos y pregunté a la dependienta si tenían el número 38 de un modelo que me gustó. Ayer, después de muchos meses huyendo de enfrentar una situación desafiante, fui a la meditación de los miércoles en el centro budista. Conseguí conversar con algunas personas individualmente y, después, logré presentarme ante todo el grupo en la sala de meditación.
Momentos muy comunes para cualquier persona, pero que siempre han representado grandes desafíos para mí.
Ahora me encuentro más calmada pues, en pocas semanas, ya tuve la oportunidad de salir de momentos de ansiedad y bloqueo en público, recuperando un habla aceptable gracias al soporte de la técnica.
Un poco de mi historia
Tengo 67 años, soy tartamuda desde los 9. Mis estudios, desde la escuela primaria hasta el doctorado, transcurrieron entre fonoaudiologías y psicoterapias, caminando entre altos y bajos, pero siempre con el nudo de la tartamudez en el pecho.
Soy matemática, profesora de la Universidad de São Paulo, ahora jubilada.
Me encanta mi profesión, me encanta enseñar y, para llegar a ser profesora universitaria, tuve que desarrollar estrategias que me permitieran tener fluidez en mis clases. Sin embargo, creo que mi carrera académica se vio perjudicada porque me quedaba bloqueada en varias ocasiones ordinarias en las que quería exponer mis ideas en reuniones o presentarme en conferencias. Además, no siempre he conseguido utilizar esas estrategias para hablar fuera del aula o cuando necesito comunicarme en otros idiomas, como es el caso aquí en España.
Expectativas de futuro
El curso con Savio Mascolo me ha abierto un camino que ya no imaginaba recorrer. Estoy segura de que podré llegar a ser una persona fluida con la nueva identidad de habla que estoy construyendo a partir del método Coppola. Tengo la esperanza de que voy a comunicarme bien, no como por arte de magia, sino como resultado de un proceso en el que el uso de la técnica, junto con una sonrisa siempre en el rostro, irán agrandando, poco a poco, la naturalidad de hablar con alegría.
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