Fátima - Hablyo
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Fátima

Fátima – 16 años

Soy Fátima, tengo 16 años y esta es mi historia con mi compañera de vida, la tartamudez.

 

Tengo dificultades para hablar desde los 3 años, pero como no recuerdo ningún momento en el que hablara fluidamente, podría decir que llevo siendo tartamuda toda mi vida. Siempre pensé que era un problema con el que tendría que lidiar de por vida. Hoy en día sigo enfrentando situaciones que me hacen sentir muy mal, pero ahora que estoy haciendo algo para mejorar, siento que he aprendido muchas cosas.

 

Desde muy pequeña empecé a ir a logopedas que generalmente me enseñaban ejercicios de relajación y respiración. También solían darme trucos para corregir los bloqueos cuando los percibiera. Recuerdo que lo que más me decían era que, de alguna manera, mi cerebro pensaba las cosas tan rápido que a mi boca no le daba tiempo a pronunciarlas a ese ritmo. Fuera verdad o no, a mí eso me ponía muy feliz porque me hacía sentir inteligente, pero al fin y al cabo, lo único que yo quería era hablar sin bloquearme.

 

Uno de mis mayores miedos siempre ha sido conocer gente nueva. Naturalmente, soy una persona muy sociable, pero el miedo a lo que pensarán cuando me trabe al hablar o no poder ser yo misma al cien por ciento porque no puedo decir exactamente lo que estoy pensando, me echa para atrás. Cuando veo que tenemos que leer en voz alta en clase, me empiezan a sudar las manos y empiezo a contar los alumnos que faltan para saber cuándo es mi turno y qué frase me tocará leer para poder practicarla de antemano. Algo que también me causa mucha ansiedad es cuando tengo que presentarme delante de mucha gente. El momento en el que hacen la típica ronda para que todos nos conozcamos mejor y tenemos que decir nuestro nombre y tres cosas sobre nosotros es el que menos me gusta. Después, cuando me trabo y alguien me dice que me tranquilice, se vuelve aún peor.

 

Con el tiempo, he intentado entender que mucha gente no sabe qué hacer cuando ven a una persona intentando hablar con esta dificultad, y cuando intentan ayudarme diciendo cualquier cosa que puede ponerme más nerviosa, ya no me afecta tanto. Pero antes, sí me importaba mucho.

 

Cuando crecí, hubo unos años en los que mejoré bastante y hablaba casi sin ningún problema, pero en tercero de la ESO noté que empecé a tener bloqueos muy frecuentes y, a veces, no podía ni hablar. Eso me afectaba mucho en mis estudios, al no poder hacer presentaciones o no participar como quisiera en clase. Aunque no me afectara mucho en mi vida social, porque afortunadamente tengo amigos muy pacientes que siempre intentan ayudarme, me costaba mucho hablar con otras personas. Así que le pedí a mis padres que me ayudaran a buscar a alguien que realmente pudiera ayudarme a dejar de tartamudear. Estuve en dos logopedias y ninguna logró ayudarme.

 

Mi experiencia en Hablyo

Este último verano encontramos el curso Hablyo de Savio Mascolo, y lo primero que me llamó la atención fue que él es ex tartamudo y consiguió superar la tartamudez gracias a un método que nunca había escuchado antes. Se trata de una técnica en la que aprendes una nueva forma de hablar. La clave es conseguir distraer la mente utilizando tres simples ejercicios para así no pensar en los futuros bloqueos y, de esta manera, no trabarte.

 

La primera semana del curso fue mejor que todas las clases de las últimas logopedias a las que había ido. Savio hizo que me sintiera identificada con él desde el primer momento y supe que podría ayudarme. Conocí a más gente con mi dificultad y pude hablar con ellos utilizando la técnica, por supuesto, y me sentí muy bien al saber que había muchas más personas en mi situación. Ahora pienso que, siendo constante en la práctica de los ejercicios correctamente día a día con mi familia, amigos o yo sola, podré llegar a sentirme libre a la hora de hablar.

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