La tartamudez me ha acompañado desde muy pequeño. Al principio, no le daba mucha importancia a mi forma de hablar o a la reacción de los demás, pero aun así empecé a ir a una logopeda por recomendación de mis tutores. Parece ser que no hacía mucho caso de lo que ella me decía, así que acordamos que lo mejor sería que volviese cuando la decisión de querer resolver el problema de la tartamudez naciera de mí.
Así fue como, unos años después, ya en la adolescencia, la opinión de los demás sobre mí se volvió mucho más importante y la tartamudez se convirtió en mi mayor complejo. Decidí volver a la logopeda y trabajé con ella durante varios meses. A través de la práctica y los ejercicios, mi confianza en mí mismo aumentó y mi habla se volvió más fluida. En ese punto, decidimos que ya no hacía falta acudir regularmente a su consulta y solo iría en caso de necesidad.
Con el paso de los años, noté un aumento en el número de bloqueos, lo que hizo que mi confianza volviera a bajar. Fue en la universidad, donde tenía que exponer y presentar muchos trabajos en público, cuando la tartamudez se convirtió en un verdadero problema. Decidí volver a un logopeda para que me ayudara, pero no conseguí grandes cambios.
Al terminar mis estudios, sentía que la tartamudez seguía lastrando mi forma de hablar, convirtiendo la comunicación en uno de mis puntos débiles. Una vez más, acudí a otra logopeda con la intención de solucionar el problema de raíz. Su visión fue que el objetivo no tenía que ser hablar sin bloqueos, sino darles menos importancia y aprender a convivir con ellos sin que me afectasen tanto.
Durante un tiempo, acepté que tendría que convivir con la tartamudez para siempre e intenté llevarlo lo mejor posible. Pero a finales de 2023, me negué a aceptar esa visión y decidí invertir tiempo y esfuerzo en mejorar mi comunicación. Así fue como descubrí el curso de Hablyo.
Empecé el curso de Hablyo con Savio en enero de 2024. Tengo que reconocer que, al principio, no estaba del todo convencido de si me ayudaría, ya que después de pasar por varios logopedas, uno empieza a volverse escéptico sobre la posibilidad de dejar de tartamudear. Pero tras un par de sesiones, me di cuenta de que Savio es bastante diferente al resto de logopedas.
A través de una serie de herramientas, aprendes una forma de hablar sin bloqueos. Sabes que funciona cuando sientes esa sensación de libertad al hablar y el miedo a tartamudear desaparece. Aunque no es algo que se consiga de un día para otro, sino que requiere mucha constancia y trabajo.
Al terminar el curso, me sentí muy confiado con mi forma de hablar y cometí el error de no seguir usando las herramientas que había aprendido. Eso me hizo sentirme un poco perdido y, al cabo de unos meses, volví a pedir ayuda a Savio. Sin ningún coste adicional, pude repetir el curso en grupo y ser más consciente de los errores que había cometido y en qué dirección debía seguir trabajando.
La experiencia en ambos casos ha sido muy buena. Me gusta mucho lo directo e intenso que es el aprendizaje, el poder compartir y practicar con otros compañeros y saber que puedes contar con Savio en caso de que tengas cualquier duda o problema.
Sí, lo creo. He comprobado por mí mismo que el uso correcto de las herramientas hace posible un habla sin bloqueos. Si puedo conseguirlo en momentos concretos, significa que puedo extrapolarlo al resto y dejar de tener bloqueos en cualquier situación.
Con trabajo y constancia. No puedo volver a confiarme y tengo que seguir practicando todo lo aprendido para desarrollar y naturalizar mi lenguaje.
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